BIENVENIDOS



ACTUALIZACIÓN 7/12/17: 
Ya disponible la descarga gratuita de la obra en dos formatos: Epub y Mobi.



En agosto de 2011 vio la luz mi primera novela, ¡Despierta!, una historia breve que aborda las dificultades del proceso de maduración y la formación de la identidad. Para aprender a vivir en un mundo en el cual no termina de encajar, el joven Mario deberá enfrentarse a sus recuerdos, incluso a aquellos que su corazón, por cuenta propia, decidió desterrar tiempo atrás.

Este blog tiene una doble finalidad. Por un lado, dar a conocer el libro entre el público lector y animarlo a darle una oportunidad, tarea harto complicada para un debutante desconocido y sin contactos. Al mismo tiempo, este espacio pretende ser un complemento del libro para ampliar y enriquecer su lectura. Aquí podrás encontrar anécdotas de la creación del mismo y algunos secretos o claves de la historia, además de noticias y otros enlaces relacionados. Puedes visitar estas secciones antes de leer el libro pero, si ya lo has hecho, este contenido te resultará mucho más significativo; en cualquier caso, en aquellos apartados donde se abordan ciertos aspectos muy concretos que podrían destripar el argumento, consta la advertencia “SPOILERS".

Aquí abajo puedes dejarme tus críticas, quejas, amenazas de muerte... e incluso halagos. O, si lo prefieres, escríbeme a noveladespierta@gmail.com y te responderé tan pronto como me sea posible.


Bienvenidos y que disfrutéis la lectura.



LAS CITAS INICIALES





Creo que las dos citas que escogí para arrancar la historia son muy significativas, tanto que no tuve ninguna duda en mi elección.


Los fardos que, según envejecemos, arroja nuestra
memoria como si fuera un animal de carga de mal genio
que quisiera llevar cada vez menos peso, ¿son los que
menos le gustan? ¿Los más pesados? ¿O los que se caen
con mayor facilidad?

(Orhan Pamuk, El libro negro)

La primera de ellas, del Premio Nobel Orhan Pamuk, pertenece a una novela que leí por recomendación de un amigo turco después de visitar Estambul y que me sorprendió gratamente. Aquellas palabras sobre el olvido me gustaron tanto que las transcribí en un archivo de citas literarias y tuve que rescatarlas forzosamente cuando caí en la cuenta de la estrecha relación que guardaban con la temática del libro.




Es agradable poder aferrarse a algo simple y real
como echar a alguien de menos.

(Frank O’Hara)

A Frank O’Hara, escritor y músico estadounidense, lo conocí por casualidad gracias a una antología poética de Roberto Bolaño. En ella leí esta reflexión y en seguida me la apropié para mi colección de citas. Me pareció directa y sentida y me encantó cómo explicaba en pocas palabras ese sentimiento tan fuerte que experimenta el protagonista de mi novela.


UN POEMA PARA RECORDAR

(SPOILERS LEVES)



En el capítulo quince, Mario recuerda súbitamente un poema que copió para Yago en el instituto un día en que este se encontraba enfermo y que más tarde leerían juntos en la casa del árbol. Como se sabe a continuación, se trata de “No te salves”, de Mario Benedetti, y resulta ser el contenido del papel que sostenía su amigo en la fotografía que le había mostrado para forzar su memoria.


Pero esta no es la primera referencia al poema que aparece en el libro. Ya en el primer capítulo, un verso extraído de él ([párpados] pesados como juicios) sirve para describir el estado de profunda somnolencia del protagonista. Se trata, en definitiva, de un guiño a la complicidad entre ambos personajes ya desde el punto de partida de la novela.


Podéis leer esta maravillosa composición completa (y escucharla en voz de su autor), pinchando sobre la fotografía:




LOS CAPÍTULOS "SATÉLITES"

(SPOILERS IMPORTANTES)



Los capítulos uno y veinticinco son dos episodios que podríamos llamar “satélites”, desgajados del resto. Ya desde el mismo modo de narración son muy distintos de los demás capítulos y en cuanto a su contenido constituyen, respectivamente, una suerte de prólogo y epílogo de la historia.



En el primero, contado en segunda persona (o una falsa primera persona), el narrador es doble. Casi todo el texto es un fragmento de una sesión de hipnosis del protagonista, algo que entronca directamente con la posterior aparición de Aurora Durán en el capítulo quince y con la historia que la propia Aurora le revelará a Mario en el veintidós. Pero también se introduce, en cursiva, otra voz narrativa de similar peso. De cualquier modo, no hay que subestimar al lector y es preferible que sea él mismo quien dilucide a quiénes pertenecen esas dos voces que se alternan.



En el último capítulo el propio protagonista es quien toma las riendas del hilo del relato para trasladarnos a su presente bajo el pretexto de dirigirse a su amiga íntima. Esta parte me resultó de lo más complicado de escribir, ya que era peliagudo lograr un equilibrio entre la emoción del narrador y la sobriedad del conjunto del relato, sin caer en sentimentalismos excesivos ni cursilerías, y aún hoy no estoy muy seguro de haberlo conseguido. Aunque pueda parecerlo, no se trata de un final abierto. La historia se cierra con un punto de magia y la esperanza renacida en Mario.


REFERENCIAS CULTURALES

(SPOILERS LEVES)



De entre todas las referencias contenidas en la obra hay dos que, además de serlo, supusieron una clara influencia en el proceso de creación:



  • Con Donnie Darko (Richard Kelly, 2001), ¡Despierta! comparte varios elementos en común. Para empezar, en ambas el protagonista padece sonambulismo y ello le arrastra a unas circunstancias que lo superan. Ambas juegan con la frontera entre el sueño y la vigilia y con los límites entre la ciencia y la ciencia–ficción. La película tiene una secuela, S. Darko (Chris Fisher, 2009), centrada en la hermana menor del protagonista, pero es bastante prescindible y no tiene ni punto de comparación con la magia y misterio que desprende la original. Si aún no la habéis visto, os recomiendo que le deis una oportunidad. La escena final, con el tema “Mad World” interpretado por Gary Jules, es sobrecogedora.



    • Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas (Lewis Carroll, 1865) es un clásico que no necesita presentación. Desde que leí esta obra motivado por un excéntrico profesor de Filosofía del Lenguaje, me pareció una novela cautivadora de principio a fin. Tal y como quise reflejar en ¡Despierta!, en demasiadas ocasiones los malditos prejuicios nos impiden descubrir obras tan complejas y redondas como esta. En mi primer acercamiento yo lo consideraba un libro infantil pero, según fui pasando páginas, caí en mi error y me sentí hechizado. Las referencias a este clásico en mi novela van desde lo más evidente (la recomendación de Aurora Durán, la identificación de Yago con el conejo blanco, el título de los capítulos veintiuno y veintidós) hasta otros algo más sutiles (la trasposición de dos mundos antagónicos, el símbolo del espejo, la fusión entre realidad y fantasía y hasta la dirección de correo electrónico de Yago: whitabbit=white rabbit).