LA NOVELA

LA NOVELA

EL AUTOR

EL AUTOR
José Ángel Parejo
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ANÉCDOTAS



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  • Comencé a escribir ¡Despierta! a principios de septiembre de 2009 y lo acabé en febrero de 2010, aunque estuve retocando ciertas partes hasta el mismo momento de su edición. No sé cuántas veces habré leído y releído el texto y, cada vez que lo hacía, le encontraba algún fallo o algo que no me cuadraba del todo. Al final, decidí aparcar ese irritante perfeccionismo mío y no darle más vueltas. Como bien dice mi amiga Lines, tanta autocorrección pone en peligro la frescura del relato y en cualquier caso, si ahora mismo partiese de cero, probablemente planificaría de otra manera muchos aspectos y el resultado, para bien o para mal, sería un libro distinto.


  • Para empezar, ¡Despierta! no estaba concebido como novela, al menos no cuando me senté delantre el ordenador y empecé a teclear. Hasta entonces solo había escrito cuentos cortos, microrrelatos y algunos versos. Pero poco a poco la historia se fue complicando dentro de mi cabeza, los personajes fueron creciendo y el argumento exigía más páginas. Según iban encajando las piezas del puzle, el orden y la extensión de algunos capítulos varió. Finalmente, de veintiún capítulos iniciales se pasó a veinticinco, incluyendo el prólogo y el epílogo. 


  • El título original era Yago en la casa del árbol, pero desde la editorial me instaron a buscar otro porque les parecía demasiado largo y poco comercial. Cosas del marketing… Después de consultarlo con la almohada (y con mi señor esposo), la referencia al verbo "despertar", que ya aparece desde el primer capítulo, y las distintas connotaciones que a lo largo de la historia se desprenden de él, nos parecieron bastante apropiados.


  • Los nombres de Mario, Yago y Pau, en un primer momento, eran sonoros anglicismos (los cuales me reservo para utilizarlos en futuros textos) pero pronto los cambié por los actuales porque quería situar la acción en un lugar que, sin precisar demasiado, le resultase cercano al lector y no sonase a americanada. Mario es un nombre que siempre me ha gustado y, además, un pequeño homenaje a uno de mis autores favoritos, Mario Benedetti, a quien también se alude en la novela; el nombre de Yago aporta sonoridad y hace referencia a los orígenes gallegos del personaje; por último, Paula es un guiño a mi amiga Anajuana, con quien solía bromear acerca de la posibilidad de tener una hija en común y llamarla así.